EL cartel elegido por el Ayuntamiento para anunciar el Mayo Festivo ha levantado cierta polÉmica, pero a mÍ me gusta el motivo, el aire que muestra. La primera de las razones por las que estoy a favor de la composiciÓn pictÓrica de MarÍa JosÉ Ruiz reside en que el modelo elegido es un hombre. Ya eso me parece rompedor. Llamativo. Pero hay mÁs razones que me llevan a apoyarlo. Es un hombre con un atuendo normal, con unos vaqueros y con una camisa blanca. A ello se le aÑaden varios de los elementos propios de la tierra: la copa de fino, los claveles y el sombrero cordobÉs torcidito. Cualquiera de esa edad podrÍa llevar ese look en la feria sin problemas y reflejarlo me parece acertado, actual. Muchas veces, este tipo de carteles muestran iconografÍas mÁs propias de principios del siglo XX que de nuestro tiempo y tienen demasiadas reminiscencias romÁnticas. Hace 100 aÑos no aparecÍa la gente en los carteles con ropa a la usanza de los tiempos de Carlos IV. Se mostraban tal y como vestÍan. Por eso, este aÑo, seguro que veremos a mÁs de uno imitando la indumentaria elegida por la pintora durante la prÓxima feria. El cuadro, fresco, novedoso, presenta una idea nueva con leves anclajes en el pasado. Da una idea de la filosofÍa que deberÍa imperar en esta ciudad, tradiciÓn y modernidad, un tÓpico repetido pero que a la hora de la verdad nunca se aplica, sobre todo por la idea equivocada de la modernidad que a veces impera. Porque tampoco hay que olvidar que los rasgos y el aire del protagonista del cuadro, asÍ como la forma de calarse el sombrero de copa alta, tienen un evidente estilo que entronca con el de Romero de Torres. Ya el aÑo pasado, el galgo, otro guiÑo al pintor cordobÉs, y la aduana de GÓmez Losada supusieron un giro polÉmico. Ahora, en 2013, surge un cartel revolucionario, sÍmbolo quizÁ de una CÓrdoba que lleva dÉcadas necesitando cambios en la mentalidad de muchos.
El cuadro de este aÑo tiene ademÁs su columna y su capitel e insinÚa con ello un elemento clave en los Patios, que este aÑo estrenan catalogaciÓn de la Unesco, aunque ya hay quienes dicen que en esta ocasiÓn, mÁs que en otras, el cartel deberÍa haber estado dedicado a la fiesta mÁs genuina de la ciudad. Sinceramente, muchos ya estÁbamos cansados de las mejores macetas para indoor, de la mujer morena con ojos almendrados y el vestido de flamenca. Es hora de enriquecer por tanto la iconografÍa de la ciudad. AdemÁs, me parece que el cartel es un buen homenaje a la igualdad efectiva entre hombre y mujer en este tipo de ilustraciones festivas.